Con la sentida muerte de don Josesito Cuadra Vega desaparece el último
miembro de una familia excepcional de intelectuales brillantes, un poco
excéntricos, de chispa desbordante, genios y figuras hasta la sepultura,
todos ellos poetas, a su manera, como lo afirma José Coronel Urtecho en
su ensayo “Una familia de poetas”.
Don Josesito era el más alto
representante de la poesía celebratoria del amor matrimonial y hogareño,
autor de los muy conocidos y originales poemas para su doña Julia.
Seguramente,
don Josesito, a sus 97 años de edad, no quiso seguir viviendo sin su
doña Julia, a quien después de su fallecimiento, hace pocos meses, don
Josesito sentía que lo visitaba “revoloteando como una blanca palomita”.
Don
Josesito, con su acostumbrada picardía, jugaba con las palabras. Su
obra fue compilada, en su casi totalidad, en el libro “Poesía reunida de
don José Cuadra”, que comprende los tan gustados “Poemas para Doña
Julia”, el “Canto a la Virgen Pájara María” y los “Poemas de Hospital
(Sala de Cardiología) y Otros poemas”.
Refiriéndose a los “Poemas
para Doña Julia”, el crítico Julio Valle Castillo recuerda que el tema
del amor hogareño ha sido un tópico tratado por varios de nuestros
mejores poetas, desde el propio José Coronel Urtecho hasta Napoléon
Fuentes, pasando por Carlos Martínez Rivas, Ernesto Mejía Sánchez, Luis
Rocha, Ernesto Gutiérrez y Mario Cajina Vega, pero que: “Lo válido, el
mérito mayor, lo que hace que este libro de poemas sea de los más
originales y tiernos de Nicaragua, es la invención lingüística, quizás
la única habla poética conyugal de nuestra literatura”.
A su vez,
Carlos Martínez Rivas opinaba que “La importancia de este libro que
trasciende sus límites literarios, es su esencia poética”.
Los 12
cánticos de un acendrado fervor religioso, pero a la manera de don
Josecito, es decir completamente ajenos a la liturgia tradicional, que
integran el “Canto a la Virgen Pájara María” son diferentes visiones de
la Virgen, comenzando por la imagen pájara de la Virgen:
“Pájara, ¡Oh Virgen Pájara María!
¡Oh Virgen Pájara Gozosa!
Gozosa y Virgen
¡Oh dulce Pájara Virgen de los Gozos!”
En
“Poemas de Hospital y Otros Poemas” campea siempre el inconfundible e
infaltable humor de don Josecito, y la ironía de la que no se escapa ni
el mismo don Josecito, sin que la vena humorística desplace totalmente
la vena religiosa, casi mística, de algunos de sus más profundos y
angustiantes poemas. Nuestro poeta se atreve incluso a invitar a Dios
para que comparta su lecho y, aunque Dios al principio se resiste,
“porque en esa cama se acuesta Doña Julia”, el poeta lo convence de que
hay en ella espacio suficiente para los tres, aun siendo Dios Uno y
Trino:
“-Puesto que así lo crees, Josecito…
-Gracias entonces, Dios, acostate aquí,
en esta cama, Dios y durmamos pues así,
eternamente,
los tres entre tres.
Amén”.
Don
Josecito, se dio el lujo de autodedicarse varios epitafios. El
sentimiento de miedo ante la muerte, que todos compartimos, fue objeto
de su burla:
“Temo la muerte
amo la vida
no me queda, en verdad, otra cosa,
otra cosa que hacer que
temer y amar”.
…………………………………………………………
“Que venga la muerte pues, poetas,
sí, que venga de una vez
la tenebrosa e híbrida
hideputa y hórrida, tenebrosa muerte”.
La
muerte acudió a su llamado, pero no en forma tenebrosa sino como un
suave y plácido tránsito para juntarse en la eternidad con su siempre
amada doña Julia. A las puertas del cielo seguramente ella lo esperó con
un tierno y amoroso abrazo. Ahora sí, don Josesito, ya no podrá usted
darse ninguna “escapadita”, ni siquiera de esas que usted imaginaba o
deseaba, pero que nunca ocurrieron por fidelidad a su doña Julia.
credito: carlos tunnermann / Lic:Rene Davila/191211
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